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martes, marzo 11, 2008

Que se lo expliquen a Schuster (Por Alfredo Duro)

¿os suena?


Por Alfredo Duro

No por repetido es menos cierto. Schuster llegó al banquillo del Real Madrid para abanderar eso que el presidente llamó “la excelencia” y que el aficionado de toda la vida se conforma con llamar buen fútbol. Un cambio estético que se traduce en el dominio del juego a través de la posesión del balón, de la fantasía en el toque y todo ese tipo de mecanismos visuales que te permiten jugar en el área contraria con la sensación de estar interpretando una sinfonía futbolística para la memoria histórica de quien tiene la fortuna de contemplarla. A eso se refería en verano Ramón Calderón. A eso se referían durante toda la pasada temporada en el selecto club de “cazacapellistas” que amenazaba cada semana con acudir a la O.N.U. para evitar que el Santiago Bernabeú saltara hecho pedazos por tanto petardo como decían ellos que le metían. A eso es a lo que se comprometió Bernd Schuster cuando acudió a la llamada del madridismo que señalaba Europa como objetivo indisoluble de la grandeza del club. A eso, justamente a eso, es a lo que sigue sin jugar el Real Madrid de Schuster.

En el camino hacia la consecución de una nueva liga, y de manera sospechosamente familiar para el gran público, han quedado un montón de partidos intrascendentes, en los que el resultado ha servido de bálsamo eficaz para justificar la ausencia del fútbol prometido. “Si he conseguido jugar bien con el Xerez, Levante y Getafe… ¿cómo no voy a hacerlo con el Real Madrid ?” Pues eso es lo que no entiende el pueblo llano. Si tan lógica parecía la secuencia, ¿qué ha pasado entonces? Lo peor es que el entrenador, el mismo que con tanta ínfula soltó aquello, no sólo no lo explica, sino que además se empeña en mantener un desafiante pulso con los que le recuerdan que esto ya lo habían visto antes y que él está aquí para otra cosa.

La unánime aceptación con la que el aficionado del Real Madrid recibió el nombramiento de Schuster ha sido pésimamente gestionada por el técnico alemán, que nunca ha detectado la generosa y desprendida confianza que los madridistas depositaron en él. Schuster no ha entendido, y parece que tampoco se lo han explicado, que el madridismo se comprometió desde el primer momento con la tarea de esperar el tiempo que fuera necesario en el convencimiento de que, efectivamente, Schuster era y aún puede ser, el hombre adecuado para llevar a cabo la transformación que demanda el club. Con su nombramiento, el presidente personificó un modelo de juego, una idea de fútbol que pretende llevar al Real Madrid al corazón de la gente. Pasado el tiempo, el discurso de Schuster aglutina un buen número de excusas. Ninguna de ellas justifica lo suficiente la falta de reconocimiento de lo que resulta evidente: la falta de fútbol.

Casi nadie a estas alturas de la temporada, empezando por el propio presidente, esperaba un bagaje tan políticamente correcto. Un montón de partidos ganados, fogonazos de esplendor que, como el del Camp Nou, nunca tuvieron la continuidad que se esperaba, toneladas de compromiso y, como otras veces, las puertas de Europa cerradas en octavos de final y una nueva liga en el bolsillo. A ver quien se lo explica a Schuster.


Duro ¿os suena?

Escrito por Matallanas | 8:12 p. m. | Enlace permanente

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